viernes, 19 de junio de 2020
Acerca de la Amigdalina (B-17)
En los últimos años se ha producido una reevaluación significativa de las causas del cáncer.
Anteriormente se creía que el cáncer era una enfermedad localizada, caracterizada por una lesión, generalmente en forma de crecimiento, que apareció en alguna parte del cuerpo. Se pensaba que esta lesión localizada era el resultado de la actividad producida por un virus invasor, un agente cancerígeno (benceno, asbesto, tabaco) o alguna forma de trauma, como un golpe.
Hoy en día, existe una creciente convicción entre los investigadores y los médicos de que el cáncer es una enfermedad compleja que es el resultado final de un metabolismo alterado (química del cuerpo). Es una enfermedad insidiosa que afecta a todo el cuerpo; Sistema nervioso, tracto digestivo, páncreas, pulmones, Sistema endocrino y todo el mecanismo de defensa. La recurrencia
frecuente de una neoplasia maligna después del tratamiento con los métodos convencionales de cirugía, radiación y/o quimioterapia, se produce porque la causa metabólica subyacente básica del Cáncer rara vez se considera, y, en consecuencia, permanece sin corregir.
Etiología del Cáncer
Sin embargo, si el Sistema inmunitario se debilita debido a una nutrición deficiente, contaminantes ambientales excesivos o un estrés debilitante continuo, las células cancerosas no se inhiben y se multiplicaron rápidamente formando el crecimiento sintomático del cáncer.
Nuestro Sistema inmunológico generalmente se debilita con la edad avanzada. Esto aumenta la posibilidad de que ocurran enfermedades metabólicas degenerativas.
Uno de los objetivos principales de toda terapia metabólica es revitalizar el Sistema inmunológico del cuerpo, para restaurarlo a una condición completamente funcional. El logro de este objetivo permite que el Sistema inmunológico elimine o niegue las células cancerosas de que puedan
comenzar un crecimiento invasivo.
Los médicos e investigadores metabólicos creen que podemos mantenernos saludables si suministramos a las células individuales del cuerpo las cantidades adecuadas de oxígeno, enzimas, minerales, aminoácidos y otros nutrientes esenciales de nuestra dieta y suplementos nutricionales. De igual importancia es la capacidad del cuerpo para eliminar los productos de desecho del metabolismo celular a través de movimientos intestinales adecuados, espiración eficiente, excreción normal, etc...
Deben proporcionarse tratamientos que ayudan al cuerpo a desintoxicarse eliminando contaminantes nocivos.
Esto, en esencia, es el Corazón de la terapia metabólica. Un programa multifacético que incorpora
numerosos elementos relacionados, cada uno de los cuales juega un papel importante en el éxito de la terapia metabólica completa.
Administración de Amigdalina
1. Infusión lenta por goteo: La forma de administración más eficaz es a través de la técnica de infusión por goteo lento que se desarrolló en la Clínica Manner en Tijuana, BC México. Se hizo evidente que la descomposición de la Amigdalina y su posterior eliminacion fue mas lenta , si se administrara en un periodo de tiempo más largo. Además, la Amigdalina debe pasar a través de muchas membranas biológicas para llegar a su sitio de acción. Esto se puede lograr combinando la Amigdalina con dimetilsulfóxido (DMSO). Finalmente, como se sabe la vitamina C detiene el crecimiento de tumores, se agrega para permitir que la Amigdalina y el resto de la terapia metabólica tengan más tiempo para trabajar.
La siguiente fórmula se desarrolló:
a) 250 cc de solución dextrosa (5%) o agua salina.
b) 25 gramos de vitamina C
c) 10 cc DMSO (99% grado quirúrgico)
d) 6 a 9 gramos de Amigdalina solución inyectable.
La Amigdalina debe agregarse justo antes de la inyección para asegurar la máxima potencia. Esta infusión completa se administra por vía intravenosa durante un periodo de 2 a 3 horas. Una administración más rápida puede dar lugar a una sensación de ardor localizado debido a las grandes cantidades de vitamina C. Esta infusión se administra diariamente durante los primeros 21 días de terapia metabólica.
Factores clínicos que determinan el ajuste de dosis.
Durante el curso del tratamiento con Amigdalina, a veces es aconsejable alterar la dosis. La sensación de bienestar de un paciente es probablemente la mejor guía practica para decidir si un cambio en la dosis está indicado o no. Este Sentimiento “Bueno” subjetivo está influenciado por la capacidad de los pacientes para deshacerse de los productos tóxicos que resultan de la descomposición del tumor y en la condición general de los órganos del cuerpo.
Cuando el drenaje del área del cáncer es inadecuado, o la desintoxicación y la excreción se ven afectadas, las toxinas liberadas por las células de cáncer lisado pueden causar un episodio ocasional de debilidad, mareos, aumento de la
temperatura corporal u otros síntomas de toxemia, como náuseas, vómitos, diarrea, fiebre y confusión mental. Tal toxemia suele ser temporal, puede durar desde unas pocas horas, hasta un día, y desaparece a medida que la desintoxicación y la eliminación se ajustan a la tasa de descomposición del tumor. En caso de que los síntomas persistan, se debe de disminuir el nivel de dosificación del paciente. Una vez que la toxemia disminuye, la dosis debe de aumentarse.
En casos de que se haya producido una radiación extensa, o se hayan usado medicamentos quimioterapéuticos, los efectos tóxicos de estos tratamientos pueden enmascarar la evidencia de toxemia por la destrucción de las células cancerosas.
La destrucción del proceso canceroso en la leucemia con Amigdalina no conduce inmediatamente a una reducción en la cantidad o calidad de las células de “Leucemia” circulantes. De hecho, puede haber un aumento inicial, aunque moderado. El mejor criterio para la dosificación adecuada es la sensación de bienestar del paciente durante el periodo de muchos meses y posiblemente años.
Durante este periodo de tiempo, la disminución gradual de los glóbulos blancos circulantes puede seguirse clínicamente.
Administración de las tabletas:
Las tabletas de 500mg (frasco de 100 tabletas) puede tomarse de entre 3 a máximo 6 tabletas al día. 1,1 y 1 o 2,2 y 2, por el periodo de tiempo recomendado por su medico.